La isla de las flores by Nora Roberts

La isla de las flores by Nora Roberts

autor:Nora Roberts [Roberts, Nora]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 1982-04-23T05:00:00+00:00


Capítulo 7

A la mañana siguiente, cuando Laine bajó a desayunar, solo encontró a su padre.

—Hola, Huesitos —dijo Miri, antes de que Cap pudiera saludarla—. Siéntate a desayunar. Te prepararé un té, ya que mi café no te gusta.

Laine, que no sabía si sentirse avergonzada o divertida, obedeció.

—Gracias, Miri —dijo, mientras la señora se retiraba a la cocina.

—Está muy encariñada contigo —dijo Cap, y al mirarlo, Laine se dio cuenta de que tenía una expresión de alegría—. Desde que has llegado, está tan preocupada en engordarte que no ha vuelto a decirme nada sobre que necesito una esposa.

Con una sonrisa irónica, Laine observó a su padre, que se servía una taza de café.

—Me alegro de ayudar. Ayer estuve dando una vuelta por la casa. Espero que no te moleste.

—No, por supuesto que no —dijo él, con una sonrisa de disculpa—. Supongo que debería habértela enseñado yo mismo, pero mis modales están un poco olvidados.

—No me importa. En realidad, dar una vuelta a solas me proporcionó una nueva perspectiva. Tú me dijiste que te has perdido los cambios, y que todavía pensabas en mí como en una niña. Creo que yo… Yo también tenía una imagen de ti que guardaba de la infancia. Ayer comencé a ver al James Simmons de carne y hueso.

—¿Y te decepcionó? —preguntó él.

—Me impresionó. Vi a un hombre contento consigo mismo y con su vida, que quiere y respeta a los que están con él. Creo que mi padre debe de ser un hombre muy agradable.

Él sonrió con algo de sorpresa, y con deleite.

—Eso es todo un cumplido, viniendo de una hija adulta.

Volvió a servirse café, y los dos guardaron silencio. Laine miró el sitio vacío de Dillon.

—Ah… ¿Dillon no está aquí?

—¿Umm? Ah, Dillon tenía una reunión para desayunar. Tiene bastantes cosas que hacer hoy por la mañana.

—Lo entiendo. Supongo que el aeropuerto os da mucho trabajo a los dos.

—Pues sí —dijo Cap, y miró el reloj—. En realidad, yo también tengo una reunión dentro de muy poco. Siento dejarte sola de esta manera, pero…

—Por favor. No necesito que me entretengas, y no quiero interferir. Seguro que hay un montón de cosas que puedo hacer.

—Muy bien, entonces, nos veremos esta noche.

Cap se levantó, y después se volvió, cuando estaba en la puerta, con una súbita inspiración.

—Miri puede llamar a alguien para que te lleve al pueblo, si quieres hacer algunas compras.

—Gracias —dijo Laine con una sonrisa, pensando en sus limitados fondos—. Tal vez lo haga.

Después lo vio alejarse y suspiró, mirando de nuevo hacia la silla vacía de Dillon.

Laine pasó la mañana perezosamente. Pronto averiguó que Miri no iba a permitirle que ayudara en casa. Le dijo que saliera, y ella siguió sus indicaciones y se puso en camino hacia la bahía. Encontró la playa tan perfecta como el día anterior. El agua era cristalina, la arena blanca y pura. Se tendió en una toalla e intentó describir lo que la rodeaba en una hoja de papel. Las cartas que escribía a Francia eran largas y detalladas, aunque omitía cualquier mención a su complicada situación.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.